Tenía once años cuando empecé a menstruar.
Mi mamá me había hablado sobre la menstruación en términos muy directos y simples, y en algún momento quizá hablaron de eso en la escuela, así que no fue una gran sorpresa. Lo había estado esperando con ansias por un tiempo. Aunque sabía que en general no se habla de estas cosas, le conté a algunas de mis mejores amigas que “me había bajado.” ¿Cómo evitarlo? Estaba tan emocionada de estar creciendo. Fue muy decepcionante cuando me enteré, un año más tarde, que mi mejor amiga había empezado a menstruar más o menos al mismo tiempo que yo, pero que nunca me había contado nada. Cuando le pregunté, ofendida y un poco herida, por qué había guardado el secreto aún después de que yo le había contado sobre mi periodo, me contó que su mamá le había dicho que NUNCA, NUNCA hablara al respecto o dejara rastro alguno que le permitiera a alguien saber que estaba menstruando. Y aunque no recuerdo nunca haber sentido vergüenza por menstruar, me sentí muy avergonzada en ese momento.
Con el paso de los años he hablado con muchas personas cuyas primeras experiencias de menstruación fueron negativas o incluso traumáticas. Varias de ellas ni siquiera sabían nada sobre la menstruación antes de vivirla. Una de mis amigas me contó que a ella la castigaron cuando le llegó la regla. Su mama le dijo que era una “sucia asquerosa”.
La extrema necesidad de discreción con la que se trata la menstruación (o en verdad, cualquier otra cosa que sucede naturalmente en los órganos sexuales femeninos), está enraizada a ese miedo de ser sucia o asquerosa. Después de todo, lo más importante que puede ser una mujer es “bella.” Hay una industria gigantesca que gira alrededor de esa idea.
Hay dos aspectos con el tema de ser “asquerosa,” “indeseable.” Uno es el tema de los fluidos, los pelos, y las muchas variaciones de nuestros cuerpos físicos. La segunda forma en que se manifiesta es “el desastre emocional,” el cual causa tanto rechazo. Nadie quiere ser llamada histérica o irracional. Nuestros modelos tradicionales femeninos son mujeres discretas, lindas, buenas en que mantener las cosas en orden, y que no hacen sentir a otras personas incómodas.
Muchas de nosotras pasamos por la vida tratando todo el tiempo de no incomodar y de ocultar las “cosas de mujeres” porque son privadas. Muchas mujeres sufren en silencio dolores paralizantes, se tragan su enojo y su tristeza, o exponen sus cuerpos a sustancias químicas peligrosas o cirugías para alcanzar el ideal de la mujer bella, la mujer correcta. Empecé a trabajar con mujeres embarazadas al mismo tiempo que empecé a ir a círculos de mujeres y que descubrí la idea del empoderamiento menstrual. Poco a poco, pero con claridad, empecé a ver lo profundamente conectadas que están la menstruación y el parto a un nivel emocional. A las mujeres embarazadas se les indica que confíen en su cuerpo y se dejen fluir, pero: ¿cómo puedes empezar a confiar en tu cuerpa durante el embarazo o el parto cuando te han enseñado desde tan temprana edad a tener vergüenza de ella? Hemos aprendido a asociar la naturaleza del cuerpo femenino con el dolor y a pensar en la menstruación como algo asqueroso, inconveniente y tabú por años y años. Recuerdo hablar con una mujer embarazada en México quien explicó su miedo al parto describiendo sus cólicos. “La gente me dice que cuando empiezan las contracciones, se sienten como dolores menstruales pero peor. Mis cólicos siempre han dolido tanto qué no me imagino pasar peor dolor que ese para parir a mi bebé.” Aceptó felizmente cuando el doctor le recomendó programar una cesárea.
Durante el parto, especialmente en el ambiente ajeno y estéril del hospital, ese miedo a ser asquerosa, de causar rechazo, sale a la superficie. Eso nos inhibe muchísimo. Estas son algunas de las formas en que ese miedo puede surgir durante el parto:
Después de todo, la mayoría crecimos escuchando expresiones de asco y rechazo profundo hacia la idea del parto vaginal o la menstruación. Es un tema profundamente emocional, porque nos hace sentir rechazadas.
Normalizar el parto, la lactancia, la menstruación y la menopausia, es todo parto del mismo esfuerzo, que es normalizar el cuerpo femenino en su humanidad. Para normalizarlo, tenemos que escucharlo, que entenderlo, para poder honrarlo por lo que es, en lugar de siempre encontrar cosas que rechazarle.
Ser mujer no tiene que ser sufrimiento. No es “sólo natural” sufrir de cólicos dolorosísimos o incluso parir con dolor.
¿Qué podemos hacer para superar ese miedo a causar asco? Para cada quien será una experiencia diferente, pero estas son algunas ideas que te pueden ser útiles. 1. CONFRONTA TU SANGRE: Una copa menstrual puede ayudarte a observar de cerca tu sangre menstrual. Puedes aprender cuando estás sangrando, de que color realmente es, etc. También, si te animas, puedes comprobar que realmente no huele mal, como los medios y la cultura popular sugieren. La sangre fresca no huele a nada. La sangre empieza a oler mal cuando es absorbida por una toalla sanitaria, hace contacto con el aire y se empieza a oxidar junto con el crecimiento de bacterias que promueve en el ambiente no-respirable. 2. APRENDE SOBRE TU CICLO MENSTRUAL: La menstruación no es la única parte del ciclo menstrual. Las hormonas presentes durante las diferentes etapas del ciclo menstrual hacen que nuestros ciclos sean muy similates a los ciclos de la luna o a las estaciones del año. Es por eso que nos sentimos y nos comportamos de formas distintas cuando estamos ovulando que cuando estamos menstruando. Si quieres aprender más al respecto te recomiendo estos recursos: Cuerpo de Mujer, Sabiduría de Mujer Yolocihuacalli, partería y educación menstrual 3. ROMPE EL TABÚ: Empecemos a hablar más abiertamente sobre la mentruación. Se lo debemos a las generaciones futuras. No hay razón para hablar en susurros avergonzados del tema. Si los niños, niñas y niñes apreden sobre la menstruación como algo normal y saludable desde temprana edad, estaremos dando un gran paso adelante para crear una humanidad más igualitaria y justa.
Christiane Northrup escribe en su libro “Cuerpo de Mujer, Sabiduría de Mujer:”
Yo además creo firmemente que sanar nuestra relación con la menstruación nos ayudará a parir con más confianza y amor por nuestra cuerpa.
¿Cuál es tu relación con la menstruación y cómo crees que afectó tu experiencia de parto?
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AutoraMarissa Bolaños es guardiana del nacimiento, escritora, artista virtual, y anfitriona del podcasta La Revolución del Parto. Archivos
May 2023
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