Aquí está la transcripción de este episodio especial sobre crianza fuera de las normas de género:
Hola, bievenidas, bienvenidos, bienvenides todes a otro episodio del podcast La Revolución del Parto. Les recuerdo que por favor se suscriban para escuchar el podcast en Spotify o Apple Podcast y que nos dejen una reseña o una calificación de cinco estrellas. Hoy les traigo un episodio diferente, sin invitadas, porque tengo muchas ganas de hablar de este tema y mi vida ha estado tan ocupada estos días, esta semanas, que no he tenido el espacio mental de encontrar una persona específica para hablar sobre esto y la verdad es que yo solita tengo mucho que decir al respecto así que espero que les gusten estas reflexiones. Hoy voy a estar hablando sobre la diversidad de género y cómo se relaciona al parto y a la crianza. Como contexto les quiero contar porque voy a hablar de este tema. Ya les había comentado en la intro del episodio anterior que hace un par de semanas me escribió alguien que escucha el podcast, cuyo nombre no voy a compartir para respetar su privacidad, porque quería platicar un poco sobre la crianza fuera de las normas de género. Ella había visto unas fotos que compartí de mis hijos en las cuales mi hijo el más pequeño estaba usando un vestido y quiso preguntarme al respecto porque su hije, que tiene 5 años ha estado expresando un gran deseo de usar vestidos y algunos deseos de tener un cuerpo diferente al que tiene. En la intro del podcast digo que estamos compartiendo historias de personas que están gestando y pariendo un futuro diferente y parte de ese viaje también es la crianza de unes niñes que vienen a crear y vivir en ese futuro diferente. Nuestros hijes están naciendo en libertad y van a querer también vivir en libertad y nosotres como personas que los están criando tenemos que estar preparadas.
Yo sé que este tema es muy grande, no pretendo abarcar todo, también hay muchas cosas que yo misma no sé o no entiendo por completo, pero la verdad es que más que nada quisiera contarles sobre mi experiencia personal aprendiendo sobre esto.
Voy a empezar por el principio, que fue la forma en la que me criaron a mi. Mi mamá es un gran personaje. Ella siempre fue una persona muy abierta y muy progresista en muchos sentidos. Mi mamá siempre tuvo amigos y amigas que eran abiertamente homosexuales y siempre los aceptó, nunca censuró el tema conmigo y mi hermana, aunque tampoco nos daba muchas explicaciones. Esta realidad para nosotras era en contraste con la educación formal que estábamos recibiendo porque fuimos a una primaria evangélica y después a una preparatoria católica y en ambas instituciones había normas de género muy establecidas y un rechazo total a todo lo que se saliera del patrón de familia nuclear heterosexual. Cuando yo estaba en la preparatoria este tema empezó a ser más presente y más importante porque fue cuando muchas personas de mi edad estaban descubriendo su sexualidad y por lo tanto, empezaron a compartir su sentir conmigo porque sabían que era un tema que se trataba con naturalidad en mi casa. Tuve dos amigos cercanos que me contaron por esas fechas que eran gays, uno de ellos le contó a sus papás y lo corrieron de la casa. Vino a quedarse en mi casa por varias semanas durante el verano, cuando mi hermana estaba en un intercambio corto en Canadá. Mi mamá incluso presentaba a mi amigo como su hijo si íbamos a eventos, ella siempre tuvo un lugar muy grande en su corazón para apoyar a personas como mi amigo, que eran rechazados por sus familias por su orientación sexual. Mi abuela, la mamá de mi mamá, no fue para nada una abuela tradicional tampoco. Me acuerdo una vez que un amigo extranjero iba a venir a visitar la casa de mis abuelos y tenía en su mente una imagen estereotípica de una abuelita dulce y sumisa que pasaba sus días horneando galletas y tejiendo. En contraste, se encontró con que mi abuela pasaba sus días viendo shows de crimen y de aliens en la televisión, y las noches las pasaba jugando cartas y apostando con sus amigas. Mi abuela no tenía tampoco ningún problema con las personas gays. Entonces así crecí yo, sintiéndome siempre muy abierta a cosas nuevas y a ideas diferentes. Pero todo esto se vio un poco desafiado en mi vida cuando me vine a vivir a Olympia y empecé a conocer y a ver más de cerca el tema de las personas trans. Para quien no lo sepa, las personas trans son personas que se identifican con un género que no coicide con el que les asignaron al nacer de acuerdo con sus genitales. Es decir, una persona con pene que es mujer o una persona con vagina que es hombre, aunque en verdad es mucho más complejo que eso y ahorita les voy a explicar por qué. Mi primer acercamiento a estas ideas fue por medio de un primo de mi ex que es un chico trans. Su mamá me contó que desde muy pequeño él decía que él no era niña y odiaba usar vestidos, incluso expresaba un deseo muy grande de tener pene en vez de vagina. Cuando nosotros nos vinimos a vivir acá este niño era un adolescente, tenía sólo unos 15 años y justo acababa de cambiarse el nombre y estaba muy al principio de su transición. Hoy en día me cuesta un poco reconocerlo públicamente, pero la verdad es que yo no entendía y el tema me hacía sentir muy incómoda. Yo no lo sabía en ese momento, pero la verdad es que yo estaba siendo transfóbica. Les quiero contar de esa incomodidad porque sé que algunes de ustedes pueden estar sintiendo esa incomodidad también. Lo que me pasaba a mi es que yo en esas fechas ya había parido a mi primer hijo, que en ese entonces tenía dos años, y me sentía super conectada con mi poder femenino. Había pasado ya más de uno año metida en círculos de mujeres y muy reconectada con mi útero, con mi poder creativo, con mi magia de portal cósmico, no sé ni como describirlo. Era la época de mi vida en que más me había gustado ser mujer. Durante la universidad me quejaba muchas veces con amigues sobre lo difícil que me parecía ser mujer y expresaba mucho el deseo de ser hombre. Ahí entra una diferencia grande, al menos en mi parecer. Yo pensaba que mi vida sería mejor y más fácil, más disfrutable, si yo hubiera nacido hombre. Pero yo, a diferencia de una persona trans, no me sentía un hombre. Entonces cuando escuché de la idea de una persona que había nacido con útero y vulva pero que se identificaba como hombre, asocié su experiencia con la mía, cuando en verdad nuestras experiencias no tenían nada que ver. Pero bueno, esta parte de Estados Unidos, lo que es Olympia y Seattle, son a mi parecer la capital trans del país así que empecé a conocer más y más personas trans, algunas de ellas yo ni cuenta me daba que eran trans. También conocí a muchas personas no binarias, personas que no se identifican ni como hombre ni como mujer y que en su mayoría utilizaon pronombres neutros como elle. Empecé a sentir mucha curiosidad de aprender y entender entonces me puse a googlear y como ya saben, yo soy fan de las historias personales y encontré muchísimas de ellas en internet. Otra cosa que me causaba incomodidad, y que es un gran tema de división entre grupos feministas, era el tema de la invisibilización de las mujeres por medio del lenguaje inclusivo y por medio de abrir espacio para las personas trans y no binarias en la lucha feminista. Históricamente a las mujeres se nos ha discriminado y oprimido muchísimo y aunque las cosas han avanzado, a veces parece que avanzan a un paso demasiado lento. Muchas feministas tienen miedo de perder enfoque en la batalla por la paz y por los derechos. Pero a las personas trans también se les ha discriminado y oprimido, de hecho la expectativa de vida de una mujer trans en Latinoamérica es de sólo 35 años. Las personas trans no escogen ser trans, ¿por qué escogerían algo que les causaría tanto rechazo y discriminación, que les reduciría la expectativa de vida tan significativamente? Mi solución para el tema del borramiento que tanto temen las feministas transexcluyentes, es que yo cuando hablo de temas que tienen que ver con salud reproductiva, por ejemplo, digo mujeres y personas no binarias. No es tan complicado, sólo estamos viviendo en una época de despertar a estos temas y las cosas nuevas a veces se sienten incómodas. Algunas personas luego piensan que se trata de una enfermedad, algo raro, el efecto de las hormonas en la comida o una manifestación de la sociedad desconectada en la que vivimos. A esas personas les quiero compartir dos cosas que me ayudaron a mi a entender y sinceramente a amar mucho más profundamente a las personas trans. La primera cosa es la historia. Las personas trans no son nada nuevo. No es algo que esté pasando sólo ahora. Muchísimas culturas indígenas alrededor del mundo han reconocido y honrando a las personas trans desde hace mucho tiempo. Algunos ejemplos son las personas dos espíritus en culturas indígenas de lo que hoy se conoce como Estados Unidos y Canadá, los muxes en Oaxaca, los hijras en India, los mahus en Hawaii, los chuquis en los andes, entre muchos, muchos otros. En muchas de estas culturas se consideraba que las personas trans tenían un regalo especial, pues podían conectar con la energía femenina y masculina con más fluidez, así que algunas veces eran chamanes o sanadores especiales en la comunidad. Pero claro, llegó la colonización a querer evangelizar y homogenizar todo y ahí perdimos mucha de nuestra sabiduría y la conexión profunda que teníamos con las verdades del universo. El otro conocimiento que me ayudó a abrir más mi corazón y mi mente fue aprender sobre las personas intersex. Las personas intersex son personas que biológicamente no encajan exactamente en la definición de hombre o mujer. Cuando un bebé se está formando en el útero son varias las semanas en que el feto con cromosomas xx y el feto con cromosomas xy son indistinguibles. Ya después los genitales se desarrollan hacia fuera para formar un pene y testículos, o hacia adentro formando un clítoris, ovarios y una vulva. Pero a veces los bebés no tienen cromosomas xx o xy, sino alguna variación distinta como xxy, o a pesar de tener cromosomas xy, tienen una vulva o a pesar de tener cromosomas xx tienen un pene. Ok, este es uno de los temas que de hecho no conozco tan a profundidad, hay muchas, muchas formas en que las personas pueden ser intersex. Algunos bebés nacen con genitalia ambigua y desafortunadamente son sometidos a cirugías para que sus genitales entren dentro de lo que se considera normal. Esto es considerado en muchos lugares como mutilación genital porque lo es. A los papás se les dice que la cirugía es por el bien de sus hijes, que van a sufrir demasiado si no entran en el binario. Entre las cosas que más me sorprendieron sobre este tema es que las personas intersex son tan comunes como los pelirojos. ¿Cuántos pelirojos han conocido en su vida? Yo muchos. Eso me hizo pensar que seguro también he conocido a muchas personas intersex pero no lo he sabido, aunque ahora que se habla más el tema sé que conozoco dos personas que son abiertamente intersex. Hay incluso personas intersex que no saben que son intersex. Recuerdo haber visto el caso de una mujer que se enteró que era intersex cuando entró al servicio militar por algunas pruebas que le hicieron y ahí se dio cuenta que tenía cromosomas xy y que tenía testículos internos. En fin, todo esto para explicarles como fue que me di cuenta de que las cosas no son tan simples como a veces nos hacen creer, los seres humanos no estamos divididos en dos tipos que se pueden clasificar tan simplemente. Nosotros como todo lo demás en la naturaleza venimos en un gran rango de diversidad, la cual es verdaderamente hermosa. El otro día justo tuve un pensamiento casual sobre el símbolo de yin y yang en el que pensaba que el punto blanco en la parte negra y el punto negro en la parte blanca me hacían pensar en las personas no binarias. Últimamente, mientras pienso en todo esto y en el rechazo que le causan estos temas a algunas personas, sobre todo a personas mayores, me entra una pregunta a la mente que me hace sonreír. Me pregunto, ¿cuáles serán las ideas con las cuales nuestros hijes nos van a desafiar? Mi mamá se peleaba con su papá porque él no quería que ella estudiara medicina veterinaria, una profesión de hombre a los ojos de mi abuelo. Yo en mi privilegio estudié lo que se me dio la gana y me salí de una relación abusiva porque tenía la educación y la libertad, y los modelos a seguir necesarios para poder ganarme la vida y proveer por mis hijos. Eso fue lo que me regaló mi mamá. Yo a mis hijos les quiero regalar una crianza sin normas de género. Una crianza donde ellos puedan explorar su propia identidad, y no sé exactamente cómo es que eso vaya a cambiar su futuro o en qué cosas vayamos a estar en desacuerdo. A mi mi mamá me crió diciéndome que no había cosas de niños o de niñas, que me podía gustar el azul y que los cochecitos no eran de niños porque las mujeres también manejan. Pero cuando nació mi primer hijo a mi mamá le costaba más que yo a veces lo vistiera de rosa y que le diera juguetes “de niña.” Esto pasa mucho. Tenemos miedo de cómo pueda afectar a los niños si les damos una muñeca o si los dejamos usar tacones o vestidos. El año pasado compré en una librería en México un libro que me encanta y que les recomiendo muchísimo que se llama Princesas al Poder. Es una colección de historias de princesas pero re-imaginadas desde una perspectiva feminista, ambientalista y anticapitalista, aunque en verdad no es tan radical como lo hago sonar. Se lo enseñé muy emocionada a mi mamá y a mi padrastro, explicándoles lo feliz que estaba de poder compartir estos cuentos con mis hijos. Y mi padrastro me dijo “Pero ¿qué no eso es para niñas?” Y yo le contesté lo que no, que es súper importante para ellos escuchar historias de mujeres fuertes, de mujeres que son las protagonistas de historias que no giran alrededor de encontrar un hombre que las ame y las salve. Me parece chistoso. En la cultura conservadora de Latinoamérica somos tan homofóbicos que tenemos miedo de todas las cosas que puedan volver a los niños afeminados, o a las niñas machorras, como si los niñes fueran un pizarrón en blanco en el que podemos escribir lo que nosotros queramos, como si elles no tuvieran su propia luz, sus propias verdades, su propia identidad. Como les conté al principio, fui a una preparatoria católica. Curiosamente todos mis amigos más cercados de esa época resultaron ser gays. Algunos tardaron mucho tiempo en salir del closet precisamente por el miedo que tenían al rechazo de sus familias católicas. Pero al final, no importa cuanto rezaran sus mamás, cuanto los empujaran hacia la heteronormatividad, cuanto ellos mismos intentaran no ser gays, simplemente son quienes son. Así es que nosotres estamos criando a nuestros hijes con las herramientas que tenemos, de acuerdo a los valores con los que resonamos, pero elles también serán quienes son y nosotres podemos aceptarles y amarles, o rechazarles y alejarles. Yo sinceramente creo que el futuro es un futuro queer, un futuro que va a continuar reinventando el género una y otra vez de formas que hoy no podemos ni siquiera imaginar. Porque sinceramente el género de la forma en la que hoy lo vivimos es una herramienta de opresión que sólo le sirve a los hombres heterosexuales. Es la misma herramienta de opresión que hace que a tantas mujeres se les trate como niñas ignorantes durante su parto. La misma herramienta de opresión que hace que las mismas enfermeras insulten y maltraten a las mujeres en los hospitales públicos. La misma herramienta de opresión que le ha costado la vida a tantas niñas y mujeres cis y trans, en Latinoamérica. En lugar de perder nuestro tiempo y energía peleando entre feministas y personas que se salen del binario, podemos utilizar esa energía en deconstruir el sistema patriarcal para poder crear un ambiente de más paz, justicia e igualdad. También quiero reconocer el privilegio al que tengo acceso por vivir en esta zona de Estados Unidos. Yo sé que en muchos lugares de Latinoamérica los niños pueden enfrentar mucho más rechazo e incluso violencia cuando se salen de las normas de género. Incluso cuando vivíamos en Texas a veces a mis hijos sus compañeros los molestaban por tener, por ejemplo, una mochila de unicornio o una lonchera de Frozen. Yo simplemente les explicaba que podían contestar cosas como que a los niños también les pueden gustar los unicornios, la magia no es sólo para las niñas. A los niños también les puede gustar Frozen. Pero el tema se vuelve más difícil cuando ese rechazo viene de tu propia familia, ya sea los abuelos, tíos u otros familiares. En esos casos lo primero es evaluar si esas relaciones son verdaderamente sanas para nuestres hijes y para nosotras mismas, y si lo son, armarnos de paciencia y amor para tener estas conversaciones con nuestras familias. Yo vengo de un linaje de mujeres muy fuertes y quería tener hijas para continuar ese linaje. Pero el universo me mandó una lección diferente y ahora me pregunto todos los días como criar a mis hijes con respeto y amor para que logren evadir la tentación de comprar su comodidad y su poder con la labor invisibilizada y la opresión de las mujeres a su alrededor. Parte de esto consiste en invitarlos a participar en las tareas y actividades que normalmente pensamos como femeninas y en no limitarles acceso a nada por ser “de niña”. Quiero que mis hijes barran, trapeen, cocinen, que cuiden bebés, que canten, que lloren, que bailen, porque imagínense lo que serían nuestras vidas si todos los hombres a nuestro alrededor se sintieran cómodos haciendo esas cosas, si lo vieran como algo normal, alguno que hacen porque también es su suyo y no por “ayudar”. Y si nos damos cuenta en el futuro que alguno de mis hijos es gay o trans, no será porque usaron vestidos cuando les dio la gana, no será porque les leí cuentos de princesas al poder, será simplemente lo que es. Y yo voy a estar ahí para amarlos y apoyarlos durante el camino. Ok, con eso termino el episodio de hoy. Esta es una conversación que me apasiona y espero que me manden sus comentarios y sus preguntas, incluso si están en desacuerdo conmigo, siempre y cuando con respeto. Les voy a dejar en las notas del episodio unos links de algunos recursos que he encontrado recientemente sobre las infancias trans si les interesan. Gracias por escuchar. ¡Hasta la próxima semana! Notas del episodio: - Entrevista documental "Yo nena, yo princesa" - Documental "Infancias Trans" - Artículo "Las Infancias Trans en México"
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AutoraMarissa Bolaños es guardiana del nacimiento, escritora, artista virtual, y anfitriona del podcasta La Revolución del Parto. Archivos
May 2023
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